Cristina Samsa is a professional artist based in Mexico City, Mexico. Cristina has turned a natural revulsion toward insects into a creative adventure, and we are the beneficiaries of her efforts. Cristina became determined to override her aversion by studying insects more closely with magnifying glasses and microscopes. She quickly began to appreciate how beautiful these small creatures were, particularly in regards to their superior ability to adapt through the art of natural selection. She developed an appreciation for the endless variety of aesthetic possibilities their bodies presented, thus turning her phobia into an artistic obsession.
For reference material she uses desiccated insects, live specimens and insect illustrations, then modifies the images digitally to emphasize the details she wants to paint. She arranges her composition carefully, and when she’s satisfied, she begins her painting using watercolors, acrylics, and oil paint. Her rendering skills are flawless, and her mastery over her chosen media (particularly her work with oils), is obvious. The result is a body of work that shows insects for what they are to an artist’s eye: endlessly fascinating collections of color, form, and texture.
Cristina’s favorite artists are the old naturalists and insect illustrators such as Joris Hoefnagel, Dru Drury and Rösel von Rosenhof. She is currently working on a series of paintings entitled, “The Fall of the Human Empire,” in which diverse coleopterans crown human skulls that once contained a human brain which is now obsolete in comparison to the power and perfection of insect evolution, symbolizing the superiority of instinct over reason and the total extinction of human beings. About this series, Cristina states that, “When the empires of the human race finally fall and the memory of our hubris has faded to dust, insects will still be here just as they have been for millions of years.”
Article from Churn Magazine
For reference material she uses desiccated insects, live specimens and insect illustrations, then modifies the images digitally to emphasize the details she wants to paint. She arranges her composition carefully, and when she’s satisfied, she begins her painting using watercolors, acrylics, and oil paint. Her rendering skills are flawless, and her mastery over her chosen media (particularly her work with oils), is obvious. The result is a body of work that shows insects for what they are to an artist’s eye: endlessly fascinating collections of color, form, and texture.
Cristina’s favorite artists are the old naturalists and insect illustrators such as Joris Hoefnagel, Dru Drury and Rösel von Rosenhof. She is currently working on a series of paintings entitled, “The Fall of the Human Empire,” in which diverse coleopterans crown human skulls that once contained a human brain which is now obsolete in comparison to the power and perfection of insect evolution, symbolizing the superiority of instinct over reason and the total extinction of human beings. About this series, Cristina states that, “When the empires of the human race finally fall and the memory of our hubris has faded to dust, insects will still be here just as they have been for millions of years.”
Article from Churn Magazine
Haz clic aquí para modificar.
Entrevista para Art-Facto Today.
En la era de los insectos: Cristina Samsa (México)
Por Pablo Llana
Pablo Llana: ¿Serán algún día los insectos quienes sobrevivan a la raza humana?
Cristina Samsa: Muchos me han llamado hereje, traidora a mi propia especie, pero en todo el tiempo que llevo pintando y estudiando a los insectos me he dado cuenta de una verdad que muy pocos quieren escuchar: si una especie va a heredar la Tierra no será el animal humano sino la raza insecta que crea con cada una de sus nuevas generaciones múltiples experimentos de formas y funciones logrando adaptarse a cualquier circunstancia adversa que se le presente incluyendo los venenos inmundos que genera la patética tecnología humana.
PLL: ¿Qué representan para ti los insectos?
CS: Los insectos son el punto culmen de la evolución y para mí representan todo un reto en la pintura debido a su variedad infinita de colores, formas y texturas.
PLL: ¿Qué similitudes ves entre el hombre y el insecto?
CS: Más que similitudes veo una completa antítesis entre el hombre y el insecto. La especie insecta es la entidad biológica más perfecta que ha diseñado la selección natural y es el más claro ejemplo de una inteligencia superior que vive en perfecto equilibrio con las leyes de la ecología; mientras que el hombre es la encarnación de la estulticia, una especie inútil, melindrosa, y extremadamente dada a la molicie y a la vida muelle, siendo capaz de desgarrar la naturaleza y dislocar el cosmos con tal de satisfacer sus miserables pulsiones antropocéntricas.
PLL: Platícame cómo comenzaste a trabajar con la imagen de los insectos en tu obra.
CS: Al igual que la mayoría de las personas yo sentía una fobia, una repulsión primitiva e instintiva hacia los insectos, una forma muy natural y humana, demasiado humana, de reaccionar ante estos seres, ya que a lo largo de la historia ninguna guerra, ningún desastre natural ha causado tantas muertes en la población humana como los venenos y las enfermedades que los insectos portan.
Un día me decidí a examinar con todo tipo de lentes a estos portadores de la muerte y descubrí que sus cuerpos eran verdaderas obras de arte de la selección natural y que además ofrecían interminables posibilidades estéticas.
Fue así como mi fobia se convirtió en una fijación, en una obsesión por coleccionar, estudiar y plasmar en mis lienzos a la especie más perfecta que ha existido sobre la Tierra.
PLL: Tú conviertes una repulsión natural hacia los insectos en una aventura creativa y nosotros somos los beneficiarios de tus esfuerzos. Háblame acerca de tu proceso.
CS: Para realizar mis obras uso como modelos insectos disecados, espécimenes vivos e ilustraciones de anatomía insecta que he ido coleccionando a través de los años. Voy modificando mis bocetos haciendo énfasis en los detalles que quiero que sobresalgan y cuando estoy completamente satisfecha con la composición empiezo a pintar usando alquidicos y óleos. Muchas de mis pinturas representan insectos muertos porque me he dado cuenta que incluso el cadáver de un insecto disecado es mil veces más majestuoso que cualquier humano vivo.
PLL: Tus piezas me remontan a los fieles naturalistas del pasado como Joris Hoefnagel, y Rösel von Rosenhof. En el presente ¿con quiénes te identificas?
CS: En el presente no me identifico con nadie. ¡He nacido póstuma! Al contrario de muchos de mis contemporáneos yo no aspiro a la ascensión sino al descenso.
Mi especie ha sido una rebelde contra la naturaleza, y juro que ayudaré al universo a cumplir su venganza contra la humanidad. La especie eterna ha de abrir sus mandíbulas y élitros, la colmena develada se dará en profusión, la crisálida maldita reventará su envoltura y las huestes insectas reinaran en la cúspide de la creación. Será la apostasía del animal humano que agoniza, de la infinita especie insecta que se abrirá en flor de destrucción y conquista…
PLL: En tu serie titulada “La Caída del Imperio Humano” hay unos insectos coronando cráneos humanos, ¿cuál es el significado de esas imágenes?
CS: No de espinas la corona que en la noche del Gólgota reclama, sino el escarabajo atroz que abre los misterios de la nada en el vacío cráneo rebanado de hiriente sonrisa en las quijadas desarmadas; no el rostro inmortal de las edades, sino la hollada y retorcida calavera como símbolo de un tiempo final y sin comienzo.
La total extinción nos espera, hemos de pagar por nuestros crímenes en contra de la Tierra, estamos llegando al limite de nuestra civilización, a partir de aquí sólo queda el camino de la autodestrucción. Sentimos la fría mano de la muerte palpando nuestro tembloroso hombro, vemos como se desvanece día a día nuestra suerte y miramos nuestro imperio reducido a escombro…
PLL Si fueras un insecto, ¿cuál serias y por qué?
CS: Definitivamente me gustaría ser una cucaracha: la obra maestra de la selección natural, cuyas capacidades de adaptación y resistencia hacen que ocupe en la naturaleza y en el orden terrestre un rango muy superior al del ser humano, el cual le permitirá tomar las riendas del mundo en un futuro próximo. Son capaces de neutralizar cualquier sustancia microbiana o química que se les arroje. Al cabo de un tiempo desarrollan una respuesta protectora a la toxina que las hace inmunes a futuros ataques. Por si fuera poco, las cucarachas pueden soportar dosis de radiación quince veces superiores a las toleradas por los seres humanos. Si tuviera lugar un cataclismo nuclear, la mayoría sobrevivirían y establecerían su reinado sobre los restos radioactivos de la Tierra.
PLL: ¿Qué te llevó al arte?
CS: Decidí dedicar mi vida a la pintura de insectos y otros temas no antropocéntricos hace muchos años, cuando me di cuenta de que la raza humana era el origen de todas las abominaciones, que no hay, ni habrá cosa tan inútil y repulsiva como el animal humano el cual siempre ha sido para el planeta una gangrena voraz que devora todo lo bello y original de la Tierra para luego defecar venenos y monstruosidades.
En la era de los insectos: Cristina Samsa (México)
Por Pablo Llana
Pablo Llana: ¿Serán algún día los insectos quienes sobrevivan a la raza humana?
Cristina Samsa: Muchos me han llamado hereje, traidora a mi propia especie, pero en todo el tiempo que llevo pintando y estudiando a los insectos me he dado cuenta de una verdad que muy pocos quieren escuchar: si una especie va a heredar la Tierra no será el animal humano sino la raza insecta que crea con cada una de sus nuevas generaciones múltiples experimentos de formas y funciones logrando adaptarse a cualquier circunstancia adversa que se le presente incluyendo los venenos inmundos que genera la patética tecnología humana.
PLL: ¿Qué representan para ti los insectos?
CS: Los insectos son el punto culmen de la evolución y para mí representan todo un reto en la pintura debido a su variedad infinita de colores, formas y texturas.
PLL: ¿Qué similitudes ves entre el hombre y el insecto?
CS: Más que similitudes veo una completa antítesis entre el hombre y el insecto. La especie insecta es la entidad biológica más perfecta que ha diseñado la selección natural y es el más claro ejemplo de una inteligencia superior que vive en perfecto equilibrio con las leyes de la ecología; mientras que el hombre es la encarnación de la estulticia, una especie inútil, melindrosa, y extremadamente dada a la molicie y a la vida muelle, siendo capaz de desgarrar la naturaleza y dislocar el cosmos con tal de satisfacer sus miserables pulsiones antropocéntricas.
PLL: Platícame cómo comenzaste a trabajar con la imagen de los insectos en tu obra.
CS: Al igual que la mayoría de las personas yo sentía una fobia, una repulsión primitiva e instintiva hacia los insectos, una forma muy natural y humana, demasiado humana, de reaccionar ante estos seres, ya que a lo largo de la historia ninguna guerra, ningún desastre natural ha causado tantas muertes en la población humana como los venenos y las enfermedades que los insectos portan.
Un día me decidí a examinar con todo tipo de lentes a estos portadores de la muerte y descubrí que sus cuerpos eran verdaderas obras de arte de la selección natural y que además ofrecían interminables posibilidades estéticas.
Fue así como mi fobia se convirtió en una fijación, en una obsesión por coleccionar, estudiar y plasmar en mis lienzos a la especie más perfecta que ha existido sobre la Tierra.
PLL: Tú conviertes una repulsión natural hacia los insectos en una aventura creativa y nosotros somos los beneficiarios de tus esfuerzos. Háblame acerca de tu proceso.
CS: Para realizar mis obras uso como modelos insectos disecados, espécimenes vivos e ilustraciones de anatomía insecta que he ido coleccionando a través de los años. Voy modificando mis bocetos haciendo énfasis en los detalles que quiero que sobresalgan y cuando estoy completamente satisfecha con la composición empiezo a pintar usando alquidicos y óleos. Muchas de mis pinturas representan insectos muertos porque me he dado cuenta que incluso el cadáver de un insecto disecado es mil veces más majestuoso que cualquier humano vivo.
PLL: Tus piezas me remontan a los fieles naturalistas del pasado como Joris Hoefnagel, y Rösel von Rosenhof. En el presente ¿con quiénes te identificas?
CS: En el presente no me identifico con nadie. ¡He nacido póstuma! Al contrario de muchos de mis contemporáneos yo no aspiro a la ascensión sino al descenso.
Mi especie ha sido una rebelde contra la naturaleza, y juro que ayudaré al universo a cumplir su venganza contra la humanidad. La especie eterna ha de abrir sus mandíbulas y élitros, la colmena develada se dará en profusión, la crisálida maldita reventará su envoltura y las huestes insectas reinaran en la cúspide de la creación. Será la apostasía del animal humano que agoniza, de la infinita especie insecta que se abrirá en flor de destrucción y conquista…
PLL: En tu serie titulada “La Caída del Imperio Humano” hay unos insectos coronando cráneos humanos, ¿cuál es el significado de esas imágenes?
CS: No de espinas la corona que en la noche del Gólgota reclama, sino el escarabajo atroz que abre los misterios de la nada en el vacío cráneo rebanado de hiriente sonrisa en las quijadas desarmadas; no el rostro inmortal de las edades, sino la hollada y retorcida calavera como símbolo de un tiempo final y sin comienzo.
La total extinción nos espera, hemos de pagar por nuestros crímenes en contra de la Tierra, estamos llegando al limite de nuestra civilización, a partir de aquí sólo queda el camino de la autodestrucción. Sentimos la fría mano de la muerte palpando nuestro tembloroso hombro, vemos como se desvanece día a día nuestra suerte y miramos nuestro imperio reducido a escombro…
PLL Si fueras un insecto, ¿cuál serias y por qué?
CS: Definitivamente me gustaría ser una cucaracha: la obra maestra de la selección natural, cuyas capacidades de adaptación y resistencia hacen que ocupe en la naturaleza y en el orden terrestre un rango muy superior al del ser humano, el cual le permitirá tomar las riendas del mundo en un futuro próximo. Son capaces de neutralizar cualquier sustancia microbiana o química que se les arroje. Al cabo de un tiempo desarrollan una respuesta protectora a la toxina que las hace inmunes a futuros ataques. Por si fuera poco, las cucarachas pueden soportar dosis de radiación quince veces superiores a las toleradas por los seres humanos. Si tuviera lugar un cataclismo nuclear, la mayoría sobrevivirían y establecerían su reinado sobre los restos radioactivos de la Tierra.
PLL: ¿Qué te llevó al arte?
CS: Decidí dedicar mi vida a la pintura de insectos y otros temas no antropocéntricos hace muchos años, cuando me di cuenta de que la raza humana era el origen de todas las abominaciones, que no hay, ni habrá cosa tan inútil y repulsiva como el animal humano el cual siempre ha sido para el planeta una gangrena voraz que devora todo lo bello y original de la Tierra para luego defecar venenos y monstruosidades.